Nº de inventario: 2129
La diosa Isis, esposa de Osiris, aparece sentada sobre un trono, amamantando a su hijo Horus. Viste túnica ceñida hasta los tobillos y está tocada con el disco solar entre los cuernos de vaca, lo que la vincula a la diosa nutricia Hathor. Al identificarse con ella, aseguraba el alimento a su hijo.
Isis, diosa madre por excelencia y esposa ejemplar, fue una de las divinidades más populares del panteón egipcio. Protagonizó uno de los mitos cuya versión íntegra conocemos gracias al Plutarco, autor del siglo I de nuestra era. Hermana de Seth, Neftis y Osiris se desposa con este último. El mito nos cuenta que Osiris fue asesinado y despedazado por Seth, quien dispersó todos sus miembros por Egipto. Su esposa logró reunirlos todos, a excepción del órgano sexual que había sido devorado por un pez. Una vez que el cuerpo de Osiris fue vendado y embalsamado, Isis, dotada de un inmenso poder mágico, dio vida al cadáver y, remodelando su sexo, consiguió quedar encinta. La diosa tuvo que huir de su enemigo Seth y se ocultó en los pantanos del Delta del Nilo, donde dio a luz a su hijo Horus y le educó hasta su juventud. Por ello fue también considerada como una divinidad de la magia y de la medicina que conocía los secretos para curar a los niños.
Benefactora de la humanidad, legisladora y divinidad agraria, su culto se extendió por todo Egipto y se erigieron templos en su honor. Sobre todos ellos destaca el gran templo de Filae, que se convirtió en centro de peregrinación.
El culto a Isis se extendió muy lejos de las fronteras de Egipto, sobre todo a partir de la época grecorromana, formando tríada con Serapis y Harpócrates. Al convertirse en una religión mistérica, los episodios principales del mito serán los elementos de base de la iniciación a los misterios de Isis, cuando su figura conquiste el Mediterráneo.