Zaragoza, 27 de octubre de 1912 – Lucena, Córdoba, 23 de noviembre de 2003
Natural de Zaragoza, tras la muerte de su padre se traslada junto a su familia a Madrid, donde cursa Filosofía y Letras en la Universidad Central. Su participación en el crucero por el Mediterráneo de 1933 marcará su trayectoria profesional, al descubrir su vocación. Se especializa en Historia Medieval y desarrolla un gran interés por el Arte y la Arqueología. En 1944, ocho años después de licenciarse, ingresa en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Tras un breve paso por el Museo de América, se traslada a Toledo donde ostenta la dirección del Museo Arqueológico Provincial. En 1950, ingresa en el Museo Arqueológico Nacional. Destaca aquí su labor de catalogación de la biblioteca de la Sección de Numismática y Epigrafía, así como la realización de la primera ordenación e inventario de la colección Siret, junto con su compañera Trinidad Taracena. Participó también de manera muy activa en el nuevo montaje museográfico de 1954.
En 1964, se traslada al Museo de América, donde termina su carrera, ostentando los cargos de secretaria y desde 1980 de subdirectora, hasta su jubilación en 1982.